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Fe, Esperanza y Amor

FE, ESPERANZA Y AMOR. Siento que soy de hule o algún material no existente.  F luido, volátil, líquido y moldeable.  Pero muy resistente al mismo tiempo. Estoy tratando de determinar qué me ha hecho así.  ¿Habré nacido así?  ¿Seré como el camaleón humano que va cambiando de forma con cada cambio de rumbo en lugar de poner la resistencia?  ¿Pero por qué no resisto a los cambios?  ¿Algún gen extraño de mi línea ancestral?  ¿Algún tatarabuelo vikingo?  Que navegó los mares y los ríos nórdicos sin miedo ni pensar en el día siguiente.  D escubrir.  Explorar .  Atreverse. Eterno movimiento y cambio.  Dormir cobijado por las estrellas.  Sin miedos ni reparos. ¿O será el gen de un tártaro de los que dominaron la tierra rusa por 300 años? Nomadas. Inquietos.  Crueles. Cruzando a caballo las planicies interminables.  Con viento en la cara y una aventura con cada amanecer.  ¿Qué es lo que me pasa?  ¿Por qué cuando el sentimiento mutuo común es

La carta a un paciente con Covid-19

  La carta al paciente con Covid-19 Marzo 2020     Escribí esta carta a un paciente de Coronavirus en España. Para una campaña de apoyo para los paciente que se encontraban solos y aislados.  Hola, querido amigo o amiga. Mi nombre es Alla. Soy rusa pero he vivido en Costa Rica por los últimos 28 años. Tengo dos hijas grandes y tengo bastante tiempo libre.      Ahora tengo aun más tiempo ya que estamos respetando las ordenes  de aislamiento físico  de nuestro gobierno. Lo llaman distanciamiento social. Dicho sea el paso, me parece muy extraño el nombre. Nos queremos distanciar de las personas fisicamente, no socialmente. Tenemos la gran suerte de vivir en un mundo tecnológico que nos permite estar fisicamente separados pero conectados al mismo tiempo.  He decidido no visitar a mi mama para protegerla del virus. Mi madre tiene 84 años y vive sola.  La llamo y hablo con ella, pero no quiero verla, me parece imprudente. La quise traer a mi casa por un tiempo, tengo espacio suficiente par

El agujero del tiempo

El agujero del tiempo El campo corre hasta donde alcanza mi vista.  Veo el horizonte escurridizo y me quedo sin aliento. La piel se me eriza y los pulmones se expanden al inhalar la infinidad de aire.  Veo a lo lejos el cielo chocar con la tierra.  Se me vienen mil memorias a la mente.  Las olas incansables de los siembros de trigo ahogan la vista. El cielo de color azul claro, como una acuarela desteñida. Las pocas nubes perdidas al igual que solitarios árboles. La calle interminable hipnotiza. Las imágenes cambian con tal velocidad que parecen una sola imagen estirada. La libertad surrealista me transporta en el tiempo. Corro en un vestido veraniego por el campo de trigo. Las espigas reventadas por los granos hinchados me golpean la piel descubierta, raspan como una lija con sus vellos ásperos. El sol está cayendo. Va a una unión inminente con el trigo. Me he quedado sin aliento pero no he avanzado nada. Sigo en el mismo lugar dentro de una burbuja. Estoy atrapada entre los horizo

El camino

     El camino En el momento de dolor el pasado tortura, el futuro no existe, el presente confunde.  Este es el mejor momento para abrir los ojos y apreciar la vista, de parar el Ferrari de la vida, agacharse para oler una flor en el camino, ver una Suculenta florecer u observar a la hormiga llevar un cristal de azúcar robado de la azucarera a su nido.        Mi mamá creció en un pueblo lejano de la vida capitalina de Rusia. Un pueblo cerca de Siberia y las Montañas Urales. Un pueblo perdido para unos y descubierto para otros. Un pueblo que terminó en el fondo de un lago artificial, algo como la cuidad de Atlantis.      Me mencionó mi mama en una forma muy natural cómo solían recorrer todos los días 5 kilómetros de ida y los mismo 5 kilómetros de vuelta camino a la escuela ella, sus hermanas, primas y amigos. Y después se pasaban las tardes patinando, jugando voleibol, haciendo travesuras con los amigos y cumpliendo con las tareas domesticas.  Solían caminar los 5 kilómetro

Amigas de las buenas

    Amigas de las buenas ¿Cómo se comienza algo nuevo? Tan nuevo que da susto tan solo jugar con la idea que uno pueda ser remotamente bueno en eso. Algo que convierte tu estomago en un mariposario y te hace sentir como antes de un examen en el colegio.  Les contaré mi experiencia. La respuesta es bastante simple. Le hice caso a una buena amiga. Dos veces.  La buena amiga, de estas que me aman sobre todas las cosas, no compartía las limitaciones que rondaban en mi cabeza. Ella no compartía el espasmo en mi estomago. Ella tan solo creía en mi. De por sí. ¿Cuál era el problema? Era solo pararse en el filo del cañón y tirarse cabeza primero. Pan comido.      Así sucedió con el diseño a mis 40 años. Soy ingeniera química de profesión.     ¿Qué qué? ¿Qué cómo? ¿Cómo voy a empezar a diseñar sin estudiarlo? Ni pensar. Claro, varias casas ya diseñadas y constante ayuda a los amigos y familiares de transformar sus viviendas en hogares acogedores no contaban para nada. Necesitaba un título. C

Mi escondite

      Mi escondite ¿Y tú? ¿Dónde te escondes? ¿Dónde te puedes esconder de tus memorias, tus miedos, tu pasado, tu dolor? El dolor de alma que te paraliza, te adormece. Como si la vida pasara a tu alrededor y tú tan solo la observas y te preguntas: ¿Qué pasó?       ¿Cuál es este sitio seguro donde no hay demonios y perros que te persiguen?  ¿Dónde está este sitio donde hay luz que te envuelve, que te penetra, que te ahoga?  ¿Acaso está dentro de ti?  ¿Acaso está donde habita tu alma?  ¿Acaso esta donde vive y se esconde lo más sagrado e intocable, donde está Dios, cantan los Angeles, y hay primavera eterna?       Me voy a mi niñez, mi casa, mis padres, mis abuelos. Allí está mi escondite. No podría estar en otro sitio. Toda la memoria de allá son luz y amor.  Cálido verano ucraniano, los girasoles con cabezas pesadas llenas de semillas, árbol de albaricoques con los frutos amarillos y jugosos. Mi abuela haciendo la jalea de los frutos y yo con mi hermano comiéndola aun caliente en u

Dos arboles de Navidad

          Dos arboles de Navidad Cuántos chistes y lindas historias de la Navidad se nos vienen a la mente apenas sentimos el olor a pino, o mejor dicho ciprés. Tengo un par para compartir.      En mis tiempos de niña en la URSS no se celebraba la Navidad, solo el Año Nuevo. Probablemente por la falta de Navidad la celebración de Año Nuevo tradicionalmente fue a todo dar. Fue el día del año más esperado y celebrado. Curiosamente el pino se ponía el mismo día del 31. Yo siempre me pregunté por qué pero lo entendí cuando vivimos años mas tarde en EEUU pero eso es el siguiente chiste.       El 31 mi papa se iba temprano al bosque más cercano y regresaba pocas horas después con un hermoso pino. El olor era embriagante a pino fresco mezclado con olor a la nieve. Yo sé que suena raro pero la nieve sí tiene un aroma muy particular. Colocábamos el arbor en la sala y sacábamos una caja vieja de los adornos envueltos cada uno por separado en un papel seda. Era toda una ceremonia. Desenvolv