Amigas de las buenas ¿Cómo se comienza algo nuevo? Tan nuevo que da susto tan solo jugar con la idea que uno pueda ser remotamente bueno en eso. Algo que convierte tu estomago en un mariposario y te hace sentir como antes de un examen en el colegio. Les contaré mi experiencia. La respuesta es bastante simple. Le hice caso a una buena amiga. Dos veces. La buena amiga, de estas que me aman sobre todas las cosas, no compartía las limitaciones que rondaban en mi cabeza. Ella no compartía el espasmo en mi estomago. Ella tan solo creía en mi. De por sí. ¿Cuál era el problema? Era solo pararse en el filo del cañón y tirarse cabeza primero. Pan comido. Así sucedió con el diseño a mis 40 años. Soy ingeniera química de profesión. ¿Qué qué? ¿Qué cómo? ¿Cómo voy a empezar a diseñar sin estudiarlo? Ni pensar. Claro, varias casas ya diseñadas y constante ayuda a los amigos y familiares de transformar sus viviendas en hogares acogedores no contaban para nada. Necesitaba un título. C
Respirar, leer, escribir, amar...No sabría decir cuál de estos estaría primera en la lista de lo más esencial para mí existencia.