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Mostrando las entradas con la etiqueta Memorias

El agujero del tiempo

El agujero del tiempo El campo corre hasta donde alcanza mi vista.  Veo el horizonte escurridizo y me quedo sin aliento. La piel se me eriza y los pulmones se expanden al inhalar la infinidad de aire.  Veo a lo lejos el cielo chocar con la tierra.  Se me vienen mil memorias a la mente.  Las olas incansables de los siembros de trigo ahogan la vista. El cielo de color azul claro, como una acuarela desteñida. Las pocas nubes perdidas al igual que solitarios árboles. La calle interminable hipnotiza. Las imágenes cambian con tal velocidad que parecen una sola imagen estirada. La libertad surrealista me transporta en el tiempo. Corro en un vestido veraniego por el campo de trigo. Las espigas reventadas por los granos hinchados me golpean la piel descubierta, raspan como una lija con sus vellos ásperos. El sol está cayendo. Va a una unión inminente con el trigo. Me he quedado sin aliento pero no he avanzado nada. Sigo en el mismo lugar dentro de una burbuja. Estoy atrapada entre los horizo

El camino

     El camino En el momento de dolor el pasado tortura, el futuro no existe, el presente confunde.  Este es el mejor momento para abrir los ojos y apreciar la vista, de parar el Ferrari de la vida, agacharse para oler una flor en el camino, ver una Suculenta florecer u observar a la hormiga llevar un cristal de azúcar robado de la azucarera a su nido.        Mi mamá creció en un pueblo lejano de la vida capitalina de Rusia. Un pueblo cerca de Siberia y las Montañas Urales. Un pueblo perdido para unos y descubierto para otros. Un pueblo que terminó en el fondo de un lago artificial, algo como la cuidad de Atlantis.      Me mencionó mi mama en una forma muy natural cómo solían recorrer todos los días 5 kilómetros de ida y los mismo 5 kilómetros de vuelta camino a la escuela ella, sus hermanas, primas y amigos. Y después se pasaban las tardes patinando, jugando voleibol, haciendo travesuras con los amigos y cumpliendo con las tareas domesticas.  Solían caminar los 5 kilómetro

Mi escondite

      Mi escondite ¿Y tú? ¿Dónde te escondes? ¿Dónde te puedes esconder de tus memorias, tus miedos, tu pasado, tu dolor? El dolor de alma que te paraliza, te adormece. Como si la vida pasara a tu alrededor y tú tan solo la observas y te preguntas: ¿Qué pasó?       ¿Cuál es este sitio seguro donde no hay demonios y perros que te persiguen?  ¿Dónde está este sitio donde hay luz que te envuelve, que te penetra, que te ahoga?  ¿Acaso está dentro de ti?  ¿Acaso está donde habita tu alma?  ¿Acaso esta donde vive y se esconde lo más sagrado e intocable, donde está Dios, cantan los Angeles, y hay primavera eterna?       Me voy a mi niñez, mi casa, mis padres, mis abuelos. Allí está mi escondite. No podría estar en otro sitio. Toda la memoria de allá son luz y amor.  Cálido verano ucraniano, los girasoles con cabezas pesadas llenas de semillas, árbol de albaricoques con los frutos amarillos y jugosos. Mi abuela haciendo la jalea de los frutos y yo con mi hermano comiéndola aun caliente en u

Dos arboles de Navidad

          Dos arboles de Navidad Cuántos chistes y lindas historias de la Navidad se nos vienen a la mente apenas sentimos el olor a pino, o mejor dicho ciprés. Tengo un par para compartir.      En mis tiempos de niña en la URSS no se celebraba la Navidad, solo el Año Nuevo. Probablemente por la falta de Navidad la celebración de Año Nuevo tradicionalmente fue a todo dar. Fue el día del año más esperado y celebrado. Curiosamente el pino se ponía el mismo día del 31. Yo siempre me pregunté por qué pero lo entendí cuando vivimos años mas tarde en EEUU pero eso es el siguiente chiste.       El 31 mi papa se iba temprano al bosque más cercano y regresaba pocas horas después con un hermoso pino. El olor era embriagante a pino fresco mezclado con olor a la nieve. Yo sé que suena raro pero la nieve sí tiene un aroma muy particular. Colocábamos el arbor en la sala y sacábamos una caja vieja de los adornos envueltos cada uno por separado en un papel seda. Era toda una ceremonia. Desenvolv

Mi Angel (Extracto de la novela "Mis demonios")

Mi ángel Estaba leyendo el libro de mi Club de lectura que creí no haber gustado tanto como lo esperaba. Pero había topado con una escena que me hizo llorar. Fue como haber leído una escena de mi propia vida. Una escena que quisiera mantener en mi memoria para siempre y olvidar a la misma ves. Febrero de 1992. Aeropuerto Sheremetievo de Moscú.  Yo salía en un vuelo de Aeroflot para Costa Rica con escala en Managua, Nicaragua. Me iba para siempre. Eso decía mi pasaporte ruso: Salida sin regreso. No es una broma, eso decía. A los que dejábamos Russia en aquella época para buscar un futuro mejor, no nos querían, éramos traidores.  Iba sin dinero, ni mayor esperanza de volver en un futuro cercano por el alto costo de los pasajes. En 1992 el mundo aun parecía grande. Costa Rica estaba tan lejos como ahora la Luna o el Marte.  Los militares del aeropuerto habían revisado todas mis maletas, una por una, para asegurarse que no estoy sacando objetos valiosos de mi tierra natal. Apenas hab

La silla verde (extracto de la novela "Mis demonios")

La silla verde   No creo que tenga una sola memoria de mí misma cuando no me importara lo que hubiera visto a mi alrededor o como estuvieran acomodadas las cosas. Acomodaba y  volvía  acomodar los espacios en mi mente. Recuerdo pasar horas dibujando los zapatos y los modelos de ropa nueva para mi muñeca de papel. Recuerdo combinar colores inesperados a pesar de que casi toda la ropa en mi armario era de colores pálidos y neutros, mayoritariamente oscuros. Los tiempos de la URSS cuando nos vestíamos sospechosamente similar todos.  Recuerdo con mucho detalle todos las piezas de muebles en nuestro pequeño  típico  apartamento en Rusia cuando era niña.  A los 12 años  había  estrenado mi propio cuarto por primera ves. Antes de ese momento vivimos mis padres, mi hermano, yo y mis abuelos en un apartamento de 42 m2. Tuve mi propio cuarto acompañado con un nuevo sentimiento de dormir sola. Había pedido a mi mama que me dejara decorar mi nueva adquisición. Lo quise todo en tonos verdes.