Teoría de la Relatividad Abrí los ojos. Con un esfuerzo. De inmediato tuve el leve presentimiento de que era más tarde de la hora en que normalmente suele sonar mi despertador. Lo tenía programado todos los días a las 6 am con una suave melodía de música clásica. Nunca he soportado despertarme de golpe con el sonido sintético de los teléfonos inteligentes. “Muy extraño—pensé aún despreocupada—. ¿Se habrá desprogramado?” No le di mucha importancia. Igual me arrastré de debajo de las cobijas tibias para saludar un nuevo día, según yo. Tocaba yoga. Me dirigí a la cocina por un vaso de agua y me embutí en mi ropa de ejercicio. Encendí el incienso, a ver si acaso un buen chi empezaba a fluir por fin. Todo estaba listo. Solo faltaba lo más importante. Poner mi música favorita. Con el gesto rutinario alcancé mi teléfono inteligente para conectar el playlist de yoga al parlante. “Hmmm”. El app de mi música no estaba en el teléfono. Empecé a comprender por qué no había sonado la alarma en l
Respirar, leer, escribir, amar...No sabría decir cuál de estos estaría primera en la lista de lo más esencial para mí existencia.