Mi ángel Estaba leyendo el libro de mi Club de lectura que creí no haber gustado tanto como lo esperaba. Pero había topado con una escena que me hizo llorar. Fue como haber leído una escena de mi propia vida. Una escena que quisiera mantener en mi memoria para siempre y olvidar a la misma ves. Febrero de 1992. Aeropuerto Sheremetievo de Moscú. Yo salía en un vuelo de Aeroflot para Costa Rica con escala en Managua, Nicaragua. Me iba para siempre. Eso decía mi pasaporte ruso: Salida sin regreso. No es una broma, eso decía. A los que dejábamos Russia en aquella época para buscar un futuro mejor, no nos querían, éramos traidores. Iba sin dinero, ni mayor esperanza de volver en un futuro cercano por el alto costo de los pasajes. En 1992 el mundo aun parecía grande. Costa Rica estaba tan lejos como ahora la Luna o el Marte. Los militares del aeropuerto habían revisado todas mis maletas, una por una, para asegurarse que no estoy sacando objetos valiosos de mi tierra natal. Apenas hab
Respirar, leer, escribir, amar...No sabría decir cuál de estos estaría primera en la lista de lo más esencial para mí existencia.