Escribí esta carta a un paciente de Coronavirus en España. Para una campaña de apoyo para los paciente que se encontraban solos y aislados.
Hola, querido amigo o amiga.
Mi nombre es Alla. Soy rusa pero he vivido en Costa Rica por los últimos 28 años. Tengo dos hijas grandes y tengo bastante tiempo libre.
Ahora tengo aun más tiempo ya que estamos respetando las ordenes de aislamiento físico de nuestro gobierno. Lo llaman distanciamiento social. Dicho sea el paso, me parece muy extraño el nombre. Nos queremos distanciar de las personas fisicamente, no socialmente. Tenemos la gran suerte de vivir en un mundo tecnológico que nos permite estar fisicamente separados pero conectados al mismo tiempo.
He decidido no visitar a mi mama para protegerla del virus. Mi madre tiene 84 años y vive sola. La llamo y hablo con ella, pero no quiero verla, me parece imprudente. La quise traer a mi casa por un tiempo, tengo espacio suficiente para que ella. Pero lo estoy dudando. Es de estos casos cuando hay que poner a la balanza lo que nos dice el corazón versus la voz de la razón. Decidí esperar un tiempo, viendo cómo evolucionaban las cosas. No la quise poner en peligro.
Qué duro debe de ser para ti de estar solo y aislado en una cama de hospital. Me cuesta imaginarlo ya que no me puedo poner en tus zapatos. Pero si de algo te sirve mi confesión, creo que mi mama se debe de sentir muy similar. Aunque no esta enferma, esta completamente sola. Ni siquiera tiene a otro paciente al lado, ni una enfermera, ni un doctor visitándola al menos una ves al día. Le tengo prohibido hasta salir al mercado o a la farmacia.
Por favor, seas fuerte. Todos estamos en algún grado de una situación anormal. Tú tienes la suerte de saber qué muy pronto saldrás del hospital y vas a tener la inmunidad al virus. Vas a poder vivir la vida sin tanto miedo. A cambio nosotros no sabemos hasta cuándo nos tenemos que aislar. ¿Cuándo va a salir la vacuna? ¿Qué va a pasar con el desarrollo del virus en este pais? Esto puede durar meses. O años. No me preocupo por mí, tengo 50 años y perfecta salud. Me preocupan los vulnerables como mi mama, mis suegros o mi abuela de 93 años.
Mientras tanto estoy en mi casa, escribiendo esta carta. Leo mucho, escribo, pienso, disfruto un poco de la situación atípica.
El tren de la vida se ha detenido para todos. Nos bajamos todos del tren que a menudo parecía estar desenfrenado. El tren es encuentra en el mantenimiento preventivo por el momento.
Desde hace algunos meses estoy viviendo una situación muy dura y complicada personal. Estuve deseando muchas veces de poder bajarme del tren, no aguantaba el ritmo, me sentía atropellada, arrastrada.
Viendo la vida del lado positivo, desde el amor, la vida me esta dando la oportunidad de bajarme del tren, sentarme en una banca desteñida de una estación perdida y solo estar y ser. Observar y respirar.
Veo la vida cambiar de tono. Lo que antes gritaba parece estar susurrando. Lo que antes desaparecía en un tumulto ahora parece ser centro de atención.
Te invito a tí a hacer lo mismo. Si tienes una ventana cerca de tu cama, mira través de ella. Si tienes a una persona enferma a la par, hazte su amigo. Pregúntale a tu médico, tu enfermera o a la persona que limpia el piso de como se sienten hoy.
Nos acostumbramos al hecho de que cada persona este viviendo su capitulo de la vida, su propio drama, separado del nuestro. Ahora tenemos una oportunidad de ser actores del mismo drama.
Que tengas un bello día y te recuperes muy pronto.
Mucho amor,
Alla