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365 (el poema, extracto de la novela "Mis demonios")

365 (El poema, extracto de la novela "El amor y otros demonios") 365 dias. De 50 a 51. Un año exacto. Solo un año. Eterno un año. Toda una vida plasmada en los 8760 horas. Hace un año la vida con su mano peluda y despiadada me agarró del cuello,  me tomó del cabello, me sumergió debajo del agua. Por un año traté de salir, traté de liberarme de las garras, traté de llevar un poco de aire a mis pulmones, traté de luchar, patalear, arañar, no dejarme ahogar. Lloré como la Magdalena. Llené un mar con mis lágrimas saladas. Reí como la loca de mis desgracias. Bailé sola con la música a todo volumen. Acabé las botellas de vino sin contar. Amé, perdoné, odié, volví a perdonar y volví a amar y volví a odiar. Perdoné de corazón al fin. Perdoné pero no me resigné. Tuve mi corazón roto en mil pedazos. Tenía duda de si jamás podría volver a recuperarse. Estaba empezando a sanarse pero fue roto una vez más. En un millón de pequeños pedacitos.  Quedó hecho polvo

Desafiando la gravedad

Desafiando la gravedad P or un golpe de la suerte mi oficio se ha vuelto más entretenido de un día para otro.  Durante tanto tiempo miraba las cortinas cerradas, espacios callados, fregaderos de la cocina llenos de platos sucios, abandonados en la carrera mañanera, los dormitorios con las camas desarregladas y alguno que otro perro aburrido viendo con desdén a un objeto extraño bajar por una cuerda y quedar colgado fuera de su ventana. La mayoría de los habitantes caninos y felinos están muy acostumbrados a mis apariciones y desapariciones. Uno que otro, nuevo, de vez en cuando se pone nervioso, pero al rato se acostumbran a mi presencia no entrometida. Antes de la pandemia solía presentarme al trabajo y salir a arriesgar mi vida como de costumbre. Ahora con la cuarentena y distanciamiento social, como lo llaman los periódicos para ponerle un término intelectual, el panal está lleno a reventar. Todas las abejitas en sus celdillas, apiñadas y no muy contentas, como puedo observar

La Nube

La Nube E stoy sentada en mi jardín rodeado por tapias muy altas, un diminuto parche verde entre un laberinto de concreto y asfalto.  Levanto la cabeza y veo una nube pasar sobre mi cabeza. Una nube blanca y hermosa. Al lado de ella otra nube más pequeña, casi transparente con unos destellos de cristal. La nube chiquita cambia de forma, sube, baja y rodea a la nube grande.  La nube grande se detiene curiosa. La nube chiquita se detiene con ella. -Hola -me dice la nube grande. -Hola -le contesto. -¿Qué haces? -me pregunta. -Estoy sentada en mi jardín. ¿Qué haces tú? -le pregunto de vuelta. -Yo floto libre y feliz por el mundo. -Ya veo. Yo también. -¿¡Cómo puedes?! -se sorprende la nube grande. -¿Por qué no? -Porque yo soy liviana y libre y tú estás atada a la tierra, dentro de una caja de cemento. -¿No crees que también puedo ser libre? - le pregunto a la nube. -No, imposible - me dice sorprendida.  -¿Sabes quién es tu compañera? -le pregunto entonces. -¿Esta nube chi

Estoy de vuelta

Estoy de vuelta Estoy de vuelta. ¿Qué he hecho todo este tiempo? Escribir. Escribir y buscar mi estilo y mi voz, resucitar y encontrarme con mi misma.  Lo que he descubierto de mi como escritora: Si me atrevo llamar escritora. Me encantan los cuentos y poemas, donde mis sentimientos quedan escondidos dentro de los personajes y otros trucos literarios.  Dentro de lo que escribo cada lector puede descubrir algo propio y encontrar lo que quise decir cuándo ni a mi aun me queda claro. Escribo desnudando el alma sobre una hoja en blanco, sin tener miedo de mostrar mi vulnerabilidad.   De ahora en adelante voy a publicar mis cuentos y poemas en este Blog en lugar de las reflexiones. Espero que lo disfruten y espero sus comentarios.  Con mucho amor, Alla PS: No espero nada y lo acepto todo con gratitud. 

La carta desde 2050 al 2020

La carta desde 2050 al 2020 2050 Hola, querida.  Hace 30 años fui tú, la mujer hermosa y madura de 50 años. Ahora tengo 80. Han transcurrido 30 años pero pareciera que el 2020 habia sido ayer. La locura de la pandemia y las consecuencias que dejó. Tranquila, el mundo habìa vuelto a la normalidad. ¿Qué es la normalidad? La normalidad habia dejado de existir. Un cambio c onstante es es el nuevo sinónimo de la normalidad. A tu edad apenas empezaba a sentir los signos de la edad. Las pequeñas arrugas, algo de flacidez. Aunque nada de menopausia, pero no tardaria en llegar. Recurdo lo mucho que me encantaba mi cuerpo. Aun delgado, tonificado y bien cuidado. Parecía tan importante. Aunque le daba la bienvenida a los cambios inminentes, tenía algo de miedo. No te preocupes. Vas a envejecer sí o sí. Las arrugas físicas no definen la belleza, la belleza es eterna y es interna. Nada sera capaz de apagar la luz que tienes dentro.  No te preocupes de envejecer sola. La soledad es

Fe, Esperanza y Amor

FE, ESPERANZA Y AMOR. Siento que soy de hule o algún material no existente.  F luido, volátil, líquido y moldeable.  Pero muy resistente al mismo tiempo. Estoy tratando de determinar qué me ha hecho así.  ¿Habré nacido así?  ¿Seré como el camaleón humano que va cambiando de forma con cada cambio de rumbo en lugar de poner la resistencia?  ¿Pero por qué no resisto a los cambios?  ¿Algún gen extraño de mi línea ancestral?  ¿Algún tatarabuelo vikingo?  Que navegó los mares y los ríos nórdicos sin miedo ni pensar en el día siguiente.  D escubrir.  Explorar .  Atreverse. Eterno movimiento y cambio.  Dormir cobijado por las estrellas.  Sin miedos ni reparos. ¿O será el gen de un tártaro de los que dominaron la tierra rusa por 300 años? Nomadas. Inquietos.  Crueles. Cruzando a caballo las planicies interminables.  Con viento en la cara y una aventura con cada amanecer.  ¿Qué es lo que me pasa?  ¿Por qué cuando el sentimiento mutuo común es

La carta a un paciente con Covid-19

  La carta al paciente con Covid-19 Marzo 2020     Escribí esta carta a un paciente de Coronavirus en España. Para una campaña de apoyo para los paciente que se encontraban solos y aislados.  Hola, querido amigo o amiga. Mi nombre es Alla. Soy rusa pero he vivido en Costa Rica por los últimos 28 años. Tengo dos hijas grandes y tengo bastante tiempo libre.      Ahora tengo aun más tiempo ya que estamos respetando las ordenes  de aislamiento físico  de nuestro gobierno. Lo llaman distanciamiento social. Dicho sea el paso, me parece muy extraño el nombre. Nos queremos distanciar de las personas fisicamente, no socialmente. Tenemos la gran suerte de vivir en un mundo tecnológico que nos permite estar fisicamente separados pero conectados al mismo tiempo.  He decidido no visitar a mi mama para protegerla del virus. Mi madre tiene 84 años y vive sola.  La llamo y hablo con ella, pero no quiero verla, me parece imprudente. La quise traer a mi casa por un tiempo, tengo espacio suficiente par