Una noche espectacular. 24 horas después de regresar de un viaje a Londres, donde el gusto al buen comer, al buen vestir, al buen hablar y al arte en general en todas sus expresiones, tales como la música, arte visual, arte plastico, arquitectura, decoración, diseño, son fuera de lo predecible. Londres estuvo genial, sobre todo por que tuve oportunidad de diseñar y crear un espacio (eso en mi próximo Blog).
Y 24 horas después me encuentro en un evento privado, una cena en la Divina Comida. Conozco el lugar desde hace muchos años, tenia buena expectativa pero aun más las ganas de divertirme y socializar. Fue eso y mucho más. Fue un verdadero encuentro con el arte gastronómico en su mejor y mas pura expresión. Casual, sin pretensiones, con disfrute máximo del chef, con bromas y mucho alcohol.
Comenzamos la cena con un trio de ceviches. Creación basada en los ingredientes puramente costarricenses, de pura cepa, como se dice popularmente, como cilantro coyote y el tacaco. Una creación artística que asalta y éxito todos los sentidos, como un buen arte lo hace. Los sentidos de vista, tacto, olfato, gusto quedan igualmente satisfechos. Cada ceviche tiene su vino perfecto para formar la union casi hecha en el cielo. Los vinos blancos españoles quedan de película para esta experiencia sin igual. Los aromas de albaricoque, fruta seca, acidez balanceada acarician el paladar.
Tuvimos tres obras de arte culinario para escoger de plato fuerte. Los tres igualmente misteriosos, complejos y sencillos a la ves. Perfectamente presentados, inteligentes en su escogencia de las guarniciones. Los vinos de maridaje como un catalizador para una reacción perfecta.
A la postre....un postre perfecto, valga la redundancia Una creme brûlée tropical. Algo más perfecto? Imposible.
Mi firme filosofía es: no pongas a tu cuerpo nada que no sea digno de una creación perfecta de Dios. Como buena gasolina a una maquina perfecta.
La gastronomía sin duda alguna es un arte. Y los chefs sí so artistas. Sobre todo cuando aman y disfrutan lo que hacen como Marco Antonio. Gracias, Divina Comida, por esta experiencia maravillosa que inspira a crear más arte.