Para Lara el último año de cada década cobra la importancia de una piedra angular. A sus 49 años cree tener la vida hecha y haber ganado todas las batallas. Todas las decisiones importantes ya están tomadas y la vida parece un río sin piedras.
Sin embargo, un extraño encuentro con un ángel vestido de Superman la lleva a tomar un desvío hacia un camino pedregoso y descubrir una versión nueva de ella misma. Aunque sabe y está consciente de que la vida es un aprendizaje, nunca esperó encontrarse con las lecciones más importantes durante el año previo a su quinta década. El revolcón que le da ese inesperado tsunami la hace comprender que una cosa es intuir la existencia de lo sobrenatural y otra tenerlo de frente, en vivo y a todo color. Sumergirse en una dimensión paralela requiere valentía, fe y algo de ayuda inesperada.
Irónicamente, pero sin ninguna casualidad, su única hija Vasil está batallando para descubrir quién es y su misión en la vida. Los destinos de ambas coinciden en abrir un portón al mundo desconocido que resulta mucho más cercano y accesible de lo que ellas, cada una en su percepción particular, se habían imaginado.
Lara en el momento de creer haberlo perdido todo encuentra lo más importante.